Capadocia
- lectura de 4 minutos - 665 palabrasPor la mañana visitamos el museo al aire libre de Goreme. Es un macromonasterio o un conjunto de monasterios, no está claro. Las iglesias por fuera son lo más impresionante. Los monjes vivían allí porque tenían comedores y bodegas.
Demasiado saturado por grupos turisiticos de españoles.
Pasibagi
Es un lugar donde hay un montón de chimeneas de hada. Muy muy bonitas, sobre en la parte en la que estás solo. Muchos colores (meseta blanca, chimeneas rosas y ocres). La puesta de sol desde alli es muy bonita y está menos masificada.
Cuando fuimos por la mañana había unos cuantos autobuses turísticos, pero por la tarde sólo había un par de parejas sentadas en las rocas viendo el atardecer.
Alli vivian monjes que se habian apartado de la sociedad y solo bajaban de las chimeneas para recoger la comida que les llevaba la gente del pueblo.
Zelve
Impresionante museo al aire libre de una ciudad antigua que estuvo poblada hasta 1952. las galerias se seguian excavando a medida que crecia la familia. Esta formado por tres valles que en teoria estaban comunicados por tuneles, pero no pudimos verlos porque estaba prohibido el acceso por riesgo de desprendimientos.
Goreme
No es tan terrible como describió la Guía Trotamundos. En realidad es un pueblito bastante agradable y muy turístico. Comimos muy bien y Claudio rompió una farola con la cabeza sin querer.
Cavusin
Intentamos seguir un recorrido que recomendaba la guia, pero nos perdimos y aparecimos en el valle rosa, que resultó estar muy chulo. Las vistas eran impresionantes y nos hubiese gustado seguir el recorrido, pero la guía no recomendaba seguir por un valle porque no era muy seguro y el otro camino estaba lleno de maleza.
Es una pena, pero en las fotos no se ven bien los colores. En el pueblo sólo vimos hombres.
Avanos
Al revés que Goreme. Esperábamos mucho más, pero no era para tanto. Probablemente fuese porque ya era tarde y los alfareros habían cerrado. Aún así el pueblo no tenía nada llamativo.
Sarihan
Es un caravasar (lugar donde se detenían antes los mercaderes para repostar con los camellos) que hoy en día se utiliza únicamente con fines turísticos. Se puede visitar durante el día o como hicimos nosotros, yendo a ver el espectáculo que ofrecen los derviches giróvagos por la noche.
Siendo sinceros nos pareció un rollo increíble, pero el edificio merecía la pena con creces. Los derviches eran 11 tipos que llegaban, saludaban y empezaban su rito.
Primero cantaba uno una letanía del Corán; luego tocaban unos tambores; seguía un solo de flauta para invocar a los profetas y a Alá y ya después empezaban con lo que era el baile en sí. Cinco de los seis que no tocaban instrumentos se quitaban sus capas negras (símbolo de que abandonan su ego) y se ponían a bailar sobre sí mismos girando mientras el que quedaba (el que había cantado al principio) se paseaba entre ellos, todavía con la capa negra. Giraban sobre sí mismos y en corro al parecer representando en parte a los átomos y a los electrones. Parece más interesante de lo que era, lo único que nos impresionó fue que uno de los giróvagos no alteró la postura en todo el tiempo que estuvo girando (más de media hora).
Al salir nos dieron agua azucarada con canela y clavo que aceptamos gustosos porque estaba calentita y hacía un frío que pelaba.
Uchisar
La dueña de Tekelli Evi nos ofreció un desayuno pantagruélico: huevos cocidos, mermeladas caseras, quesos caseros, pan, tomate, pimientos y pepino de la huerta, una especie de carajitos que acababa de hacer y unos hojaldres de pimienta. El café turco estaba muy bueno y se podía tomar solo. Después nos ofreció fruta pero ya no podíamos más.
También nos reservó un pase para unos bailes turcos típicos para por la noche, nos consiguió un descuento en los globos y por la mañana nos sacó un mapa y su marido nos indicó qué ver cada día.