Último día en Moscú
- lectura de 5 minutos - 941 palabrasHoy está siendo un día muy aventurero. Para empezar, estoy escribiendo esto desde el tren 002 que ha salido perfectamente puntual a las 22:08 rumbo a Kazan, ciudad a la que llegaremos a las 9:27.
Primera operación del día: pagar 2200 rublos en un Sberbank. El que Ceci había buscado en internet no aparecía por ninguna parte, así que con nuestro burro correr manta arrastrar, preguntamos a un señor que nos indicó por señas. Llegamos, tampoco hablaban inglés así que Claudio muy bien pintó en un papel 2200 rub –> número de cuenta. La señora lo entendió y todo correcto.
Como nos llevó mucho tiempo el proceso de encontrar e ingresar, nos saltamos lo de ir al mercadillo y fuimos directamente al convento de Novodevichy. Se trata de un convento amurallado del siglo XVI donde mandaban a las hijas de familias nobles que manchaban el honor familiar antes de la anticoncepción y donde tuvieron encerrada a Sofia, la hermana de Ivan el Terrible contra el que conspiró. El sitio era un conjunto de catedrales y jardines. No se podía entrar en muchos de los edificios del recinto pero era muy bonito.
Eran las 12 más o menos, demasiado pronto para comer, tarde ya para ir al mausoleo de Lenin así que fuimos a probar suerte al mercadillo de Ismaylovsky Park. Llegar allí tampoco fue fácil y el mapa de la guía es tan poco fiable que ya decidimos pasar de él. Paseamos un poco por los auténticos barrios de Moscú, lo cual fue una experiencia interesante. Los coches cutres, los edificios tampoco muy allá, pero bien, había que verlo. Preguntando a unas por la calle acabamos dando con el lugar. Genial. Eso sí que hay que añadirlo a las visitas moscovitas. Una pena que no lo viéramos antes, porque ya pillamos algunas tiendas cerradas, pero fue fantástico ver dónde compran ellos. Una de las cosas más chachis fue cuando me puse a fotografiar unas latas y el señor de la tienda salió para decirme que tenía él algo dentro que era aún mejor para fotografiar (Claudio dice que creía que nos iba a meter en un cuarto oscuro a darnos una paliza). La verdad es que sí, haciendo una cenefa en la parte alta de la pared, tenía a todos los presidentes y zares rusos en estampitas. Me dijo que los sacara bien, de hecho hasta encendió la luz de la tienda y me indicó que me pusiera más atrás para que salieran todos juntos. Después de eso compramos algo de pan, que comimos solo y luego en un supermercado un helado y algo de chocolate.
De ahí fuimos a la All Russian Exhibition (VDNK). No sé cómo no hacen más hincapié en las guías para que vayas a verlo. Si Hitler hubiese acabado su proyecto berlinés, hubiese hecho algo parecido a lo que hay ahí. Hay un museo de los cosmonautas con un obelisco acabado en un cohete y al lado está la expo. Porque es eso, una Expo de la URSS. Edificios y fuentes opulentas, hechos para impresionar, llenos de estrellas comunistas, hoces y martillos, campesinos y obreros felices… como si fuese sacado de una película. Es un poco raro porque todo ello está combinado con una especie de parque de atracciones, con noria, 3 circuitos de Karts, puestos de perritos calientes, cerveza etc y el interior de los edificios está muy en desacorde con el resto, como si fuese la feria de muestras. Después de dar una vuelta por varios pabellones (Armenia y otros países de la antigua URSS) teníamos los pies destrozados así que nos tumbamos en un banco a descansar tranquilamente y empaparnos del socialismo opulento, diferente de la Rusia que habíamos visto en el mercado.
Después fuimos al centro, a ver el mausoleo (de lejos otra vez), cenar en el GUM (muy bien por cierto, Claudio no para de repetir que Rusia le está sorprendiendo positivamente con la comida) y buscar un lugar para cambiar dinero. No encontramos uno genial, pero sí uno decente donde conseguimos algo de dinero. ¡Cómo vuela el dinero en Moscú!
Vuelta corriendo al hotel, a coger las mochilas, mandar un correo a la de Kazan para decir que llegamos mañana y al metro. Las mochilas pesan un montón, pero es lo que hay. Llegamos un poco apurados pero sólo psicológicamente porque luego nos sobró un montón de tiempo. Enseñamos nuestros pasaportes en el vagón uno, error. Luego en el dos, acierto. La señora mamá (que es como voy a llamar a las revisoras porque tienen función de alimentarnos y asegurarse de que estamos todos contentos) nos llevó a nuestro vagón donde por error estamos 4 con asiento de abajo, al final llegamos al compromiso de que nos poníamos mitad y mitad, lo cual para mí no es un problema.
Ahora Claudio se está haciendo amigo de uno de nuestros compañeros de cuarto, un ruso profesor de implantología con un iPhone. Es un señor mayor canoso que dice trabajar 14h al día dando clase. Es de Moscú y llevan un rato hablando, por lo que he oído (en mi perfecto alemán por supuesto) de a qué se dedica cada uno y un poco del tiempo. El señor está enamorado de su iPhone, vamos a suponer que es cosa de dentistas. Dice que internet en Rusia es muy barato (se ve que no conoce nuestras tarifas de roaming).
Ahora nos enseña fotos de Moskva y antes nos contó que estuvo en Turkmenistan de vacaciones a 52ºC. AL parecer el presidente es estomatólogo y va a crear un hospital estomatológico de 6 plantas. Es majo este señor, mañana completará Claudio con más detalles.