Tomsk
- lectura de 3 minutos - 596 palabrasLlegamos a Tomsk por la mañana, pero parece que el día no quería ir bien del todo y comenzó con emociones.
Para llegar al centro, había que coger un bus. Salimos de la estación, cogimos uno de los indicados y cuando Claudio fue a pagar le preguntaron algo, a lo que él respondió: Lenina. El señor al parecer le preguntaba que en qué parada se bajaba y Claudio entendió que a qué parada quería ir. Con este malentendido, el señor le dijo que no (que esa no era lenina) y Claudio entendió que ese bus no iba a Lenina, pero como nosotros sabíamos que era una parada de esa línea, asumimos que lo habíamos cogido en sentido contrario.
Cogimos otro bus que iba en sentido contrario y también paraba en Lenina y después de un rato largo nos metimos en un bosque y aquello era un poco extraño. Claudio se acercó al conductor a preguntarle si iba a Lenina y después de mucho grafico, pintar y señas descubrimos que nos habíamos pasado 4 pueblos la parada… tal que íbamos en sentido contrario y habiamos salido de Tomsk. El conductor fue muy amable y nos dijo que esperáramos que él nos llevaba de vuelta y nos indicaba la parada. Claudio le quiso dar un dinero extra como agradecimiento, pero no lo aceptó.
Los buses rusos son muy cutres, Claudio dará una descripción más técnica, pero lo que yo puedo decir es que parece que van a romperse en mil pedacitos y dan muy poca seguridad.
Una vez acabados los paseos en bus fuimos a ver un museo de historia de la zona. No nos enterábamos de los tickets que nos ofrecían, así que los pedimos todos porque era muy barato. El museo estaba muy bien y vimos cómo Tomsk había sido importante en su momento y había tenido una fortaleza bastante potente.
Después del museo fuimos dando un paseo por una de las calles que se suponían más bonitas del pueblo, con casas de madera tradicionales… pero fue un poco decepcionante porque estaban todas abandonadas y no resultaban muy atractivas. La única cuidada era una en la que había vivido Sushkin.
Dando un rodeo para ver la catedral y una hipotética calle comercial fuimos a comer a un sitio donde comimos caro nivel ruso, bien nivel europeo. La comida fantástica, probamos unos pinchos de cordero tradicionales llamados sashlyks y otro plato típico de pollo con arroz muy ricos los dos.
Por la tarde fuimos Lenina abajo, parando por el memorial de las víctimas de Stalin hasta uno de la segunda guerra mundial bastante impresionante, rodeado de unos jardines muy bonitos y lo mejor, unas preciosas vistas sobre el río Tom y la taiga.
Nos ha sorprendido de Tomsk que los precios parecen más altos que en el resto de ciudades (quitando Moscú) y los coches son mucho peores. No sé a qué se deberá eso, puede que fuese que escogimos los sitios más chic de la ciudad.
A diferencia de los días anteriores, el tiempo fue peor lo cual acabó siendo mejor porque nos pudimos mover más. Lloviznó algo pero no gran cosa.
Ah, se me olvidaba que también vimos el edificio más bonito, en teoría, de la universidad de Siberia. A Tomsk la llaman el Oxford siberiano por algo. La verdad es que el edificio principal era muy bonito, el resto dejaban bastante que desear… digamos que eran muy soviéticos.
Con calma volvimos a la estación y cogimos el tren a Krasnoyarsk. En teoría Svetlana va a encontrarse con nosotros, así que igual dormimos bajo techo.