El cóndor es majestuoso
- lectura de 3 minutos - 511 palabrasEl día de hoy ha tenido mucha actividad, pero el protagonista es el paisaje, y los cóndores. Al parecer, por la noche hubo un terremoto de 3,1 grados en la escala de Richter, pero nadie lo notó. Desayunamos temprano y ya antes de las 7.30 (amanece a las 6) estábamos en ruta hacia el Mirador del Cóndor, pero no había nada que ver, salvo el imponente paisaje. Así que continuamos ¡en bici!
Fue casi una hora de descenso, con un pequeño ascenso intercalado que por la altitud cuesta mucho. Nos lo pasamos bien, y por el camino hicimos fotos, ya que el paisaje es espectacular.
La vuelta, en coche, hacía indicar que algo pasaba en el mirador, porque estaba lleno de turistas. Y claro que pasaba, había muchos cóndores, se ve que no son madrugadores. Es majestuoso verlos planear, y además pasan muy cerca, no hay que hacer ningún esfuerzo para verlos. Hay gente que diría que solo por eso ya merece la pena el viaje. Es imponente verlos con las alas desplegadas dominando el cañón. El cóndor no tiene depredadores naturales y era idolatrado por los incas, que creían en cosas concretas.
Vistos los cóndores, la siguiente actividad fue la tirolina, cruzando dos veces el río Colca. Lo hicimos los seis que íbamos en el grupo, no todos lo habían hecho antes y les gustó.
Y la última actividad turística del día, ya en Chivay, fueron los baños termales. Esperábamos algo tipo Rinjani pero nos encontramos con algo, salvando las evidentes distancias, más parecido a los baños de Budapest, es decir, son piscinas artificiales donde el agua, sí, es termal. Hay mucho volcán por la zona, estamos en el cinturón de fuego. Lo que lo hace más turístico todavía es que tienen separadas las piscinas de los locales de las piscinas de los turistas (gente que, como nosotros, va con una agencia). El agua estaba caliente, no sé si a los 50º que decían, pero caliente.
Justo antes de comer tuvimos que presenciar como Paul se bajaba antes que nosotros para comprarnos los billetes a Puno. Se ve que las cosas funcionan así. No pudimos despedirnos adecuadamente de nuestros compañeros de viaje porque cuando apenas habíamos terminado de comer, nos subimos al autobús a Puno, que tenía buenos asientos.
El viaje de Chivay a Puno es largo, más de 6 horas, y parte de él es por el mismo recorrido que viene de Arequipa, hasta un punto en que se desvía. El paisaje es, como a la ida, muy espectacular. Es difícil describir la sensación de ir a 4000 metros y ver que a tu lado hay montañas todavía más altas. Supongo que pasará en el Himalaya. Resulta inóspito.
No obstante, atravesamos una zona que se llama Lagunillas muy bonita y que recuerda a los paisajes de Nueva Zelanda, podría haberse rodado allí el Hobbit.
Con un poco más del tráfico deseado, atravesamos la ciudad de Juliaca (no vale la pena pararse) y llegamos a Puno, donde dormimos en un hotel en la misma Plaza de Armas.
Mañana, lago Titicaca.